He leído que la figura del/de la artista como comisarix es similar a lo que está ocurriendo en la escritura contemporánea: las palabras no se escriben, sino que se seleccionan. El futuro de la escritura es señalar. Esperemos un futuro descreativo, textos descreativos, exposiciones descreativas. Seamos descreativxs. Como acto de descreatividad, he reenmarcado viejas frases de una pared en otra pared; todas ellas paredes de instituciones artísticas. Algunas personas llaman poesía a este mismo acto de trasladar información de un lugar a otro. Otras personas dan nombres a objetos, como, por ejemplo, Fuente. En el acto mismo de nombrar se entra en un proceso parecido al de un contrato. Los títulos de las obras de arte son los contratos escritos entre el objeto y su existencia a través del lenguaje. Recombinar títulos sin sus objetos referenciales va claramente en contra de las cláusulas contractuales. Todas y cada una de las referencias a todos y cada uno de los objetos o textos dependen de ti. Todo lo que escuches en tu cabeza, en tu corazón, en todo tu cuerpo, cuando leas esto, es lo que es.